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RAÚL REYES: ¿Cómo te iniciaste en el mundo de la escritura?
ESMERALDA MUÑOZ: Fue casi por accidente. Mi hermana tenía una vieja máquina de escribir y, con apenas ocho años, empecé a curiosear entre sus teclas. El sonido seco y rítmico me hipnotizaba; había algo mágico en cada clic. Empecé jugando, escribiendo frases sueltas sin mucho sentido. Pero esas frases se convirtieron en pequeños relatos, y los relatos, con el tiempo, en historias más grandes. Al mismo tiempo, mi hermana me pedía que le contara cuentos para poder dormir, así que mi imaginación encontró un terreno fértil. Supongo que llegó un punto en el que necesitaba volcar todo eso en algún lugar. Y así, entre cuentos nocturnos y teclas golpeadas, fui descubriendo que escribir no era solo un juego: era una forma de vida. Una evolución que pasó de la máquina de escribir al ordenador, pero siempre con la misma necesidad de contar.
R.R.: ¿Quiénes son tus principales influencias literarias y por qué?
E.M.: Han sido muchos los libros que me han cautivado, emocionado y fascinado. Algunos me han hecho llorar a moco tendido, como Un estiu per morir, y otros me han hecho reír a carcajadas, como uno en particular que, por desgracia, presté a una amiga y nunca volvió a mis manos. Lo peor es que no recuerdo el título, solo sé que era un clásico de misterio con un detective y el personaje principal se dedicaba a disfrazarse continuamente, apareciendo una y otra vez en el despacho del detective para volverlo completamente loco. Era un auténtico juego de despiste, brillante y divertidísimo. De verdad, si alguien lo reconoce por esta descripción, ¡que me lo diga, por favor! En cuanto a mis influencias literarias reales a la hora de crear historias, podría decir que no tengo ninguna concreta... o que tengo muchas. En Futuro incierto, por ejemplo, no partí de libros, sino de mis propios sueños (literalmente), sueños recurrentes que llevo arrastrando desde la adolescencia. Quería darles un sentido dentro de un mundo distópico y sobrenatural, mucho más interesante que la rutina diaria. Crear un universo donde esos sueños encajaran, donde pudieran tener un propósito. Con la Saga Suriel, aunque intento ofrecer una visión distinta de la realidad, una que sé que muchas personas comparten conmigo: esa idea de que existen otros planos o dimensiones más allá de lo que vemos, sí hay lecturas que me han inspirado especialmente. Por ejemplo, la bilogía Alas de fuego de Laura Gallego, la saga Hush Hush de Becca Fitzpatrick y la trilogía de Bartimeo de Jonathan Stroud. Los dos primeros giran en torno a ángeles y el tercero tiene a un demonio como figura central… y no puedo evitar ver a mi querido Belfe reflejado en él. Porque, seamos sinceros: si los demonios existieran, ¿quién dice que no podrían ser exactamente así?
R.R.: ¿Cómo describirías tu proceso creativo? ¿Tienes alguna rutina para escribir?
E.M.: No sigo una rutina estricta, la verdad. Solo necesito tres cosas: mi portátil, algo de tiempo y, sobre todo, motivación. Si se alinean esos factores, puedo escribir durante horas sin darme cuenta. Puesto que por la mañana tengo mi trabajo, suelo escribir por la tarde. Sin embargo, no depende del horario, sino de ese momento en el que todo se sincroniza y las ideas fluyen.
R.R.: ¿En qué te inspiras para crear tus historias?
E.M.: En mi forma de ver la vida, en las emociones que me atraviesan, en las experiencias que han marcado mi camino. También en los sueños, los reales y los que uno proyecta despierto, en las preguntas que me hago sobre la existencia, la muerte, los mundos posibles. No suelo inspirarme en hechos concretos, sino en sensaciones, ideas que me remueven por dentro y que piden a gritos salir convertidas en historia.
R.R.: ¿Qué libros has publicado hasta la fecha?
E.M.: Lo cierto es que publicados tengo pocos, aunque escritos tengo muchos. El cuarto verá la luz el 2 de mayo de 2025 y eso me hace mucha ilusión. Durante mucho tiempo, no publiqué por puro desconocimiento de cómo funcionaba el mundo editorial y porque la autopublicación no estaba tan al alcance como ahora. Tengo varios manuscritos guardados, esperando su momento, y una de mis metas pendientes es recuperarlos, darles forma y autopublicarlos. Porque cada historia merece su oportunidad.
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R.R.: ¿Cuál consideras que ha sido tu mayor reto como escritora?
E.M.: Superar los bloqueos creativos y, sobre todo, conseguir llegar a los lectores. Lo primero lo llevo con más naturalidad: sé que los bloqueos van y vienen, que son parte del proceso. Pero lo segundo… es más difícil. A veces sientes que escribes para un vacío. Participas en ferias, mueves tu obra en redes sociales y, aun así, cuesta que alguien repare en tu libro. La visibilidad es un reto enorme, porque parece que todos están leyendo lo mismo y lo tuyo se queda en un rincón. No es como nadar entre tiburones, que también, sino que sientes que apenas eres una planta marina, una que pasa desapercibida y de la que, de momento, nadie se alimenta. Sabes que algún lector te encontrará, que llegará ese club de lectura que apueste por tu historia… pero hasta entonces, es una lucha constante contra la invisibilidad.
R.R.: ¿Cómo te enfrentas a la página en blanco y a la falta de inspiración?
E.M.: Antes de la llegada de la IA, simplemente me resignaba a esperar. Sabía que en algún momento volvería la chispa, pero a veces pasaban semanas, meses… incluso años. No solo por falta de ideas, también por el tiempo, el ánimo, las circunstancias. Yo escribo cuando los personajes me hablan, cuando siento su voz en mi cabeza, su urgencia. Y si dejan de hablarme, me quedo sin historia. Pero con la llegada de la inteligencia artificial, todo ha cambiado. Ahora tengo una herramienta que puede lanzarme ideas, disparadores, caminos alternativos. En la mayoría de los casos, sus propuestas despiertan nuevas ideas en mí. Ya no tengo que esperar meses para desbloquear una escena: puedo resolverlo en el momento. Es como tener una conversación creativa que activa de nuevo ese vínculo con mis personajes.
R.R.: ¿Tienes algún método para trabajar la trama y los personajes?
E.M.: ¿Sinceramente? No sigo ningún método estructurado. Normalmente sé cómo empieza la historia y tengo claro lo que quiero transmitir, pero a partir de ahí... los personajes toman las riendas. Empiezan a cobrar vida, a tomar decisiones, a desviarse del camino que yo había pensado para ellos. Llega un punto en el que ya no soy la que crea, sino la que observa y narra lo que ocurre. Los giros de la trama me sorprenden tanto como al lector y eso me encanta. Si yo no lo vi venir, probablemente ellos tampoco lo harán. Es una forma muy orgánica y emocionante de escribir.
R.R.: ¿Cuál ha sido tu obra favorita hasta el momento y por qué?
E.M.: Tengo muchas obras que me han encantado, desde las que leí por obligación en el instituto, como "Flanagan", hasta otras que descubrí por puro placer, como la saga Eternidad de Alyson Noël o las comentadas anteriormente. No es tanto que me viera reflejada en los personajes o que me sintiera identificada con sus historias, sino que tenían la capacidad de meterme dentro del mundo que creaban. Las vivía, las sentía, las veía en mi mente como si fuera una película. Y cuando una historia logra eso, cuando te remueve por dentro aunque no tenga nada que ver contigo, es que ha llegado a donde tenía que llegar: al corazón.
R.R.: ¿Prefieres escribir un primer borrador a mano o en tu ordenador?
E.M.: Siempre en el ordenador. Soy de las que borra, reescribe, prueba mil formas de decir una misma frase hasta que suena como debe sonar. El teclado me da esa agilidad para cambiar, pulir, moldear cada párrafo sin perder el ritmo. Si tuviera que hacerlo a mano... necesitaría diez gomas de borrar y muchísima paciencia.
R.R.: ¿Qué consejos le darías a alguien que quiere empezar a escribir?
E.M.: Sé fiel a tu estilo y a tu género, siempre. No te dejes arrastrar por las modas. Hoy todo gira en torno al "romantisy", mañana será el terror y pasado, quién sabe. Escribe lo que te nazca, lo que te mueva por dentro. No tengas miedo a equivocarte. Cada escritor tiene su propio camino, con sus tiempos, tropiezos y aprendizajes. Lo importante es no rendirse y seguir escribiendo, incluso cuando sientas que nadie te lee. Si tú crees en tu historia, ya tiene valor.
R.R.: ¿Qué piensas que hace a una buena historia?
E.M.: Para mí, toda historia puede ser buena si tiene coherencia, una estructura sólida y transmite un mensaje claro. Después, si gusta o no, eso ya es muy subjetivo. No a todos nos emociona lo mismo ni buscamos lo mismo en una lectura. Pero si una historia consigue que quien la lea sienta algo, lo que sea, entonces ha cumplido su propósito.
R.R.: ¿Qué cambios has visto en la industria editorial en los últimos años?
E.M.: Ha sido más que un cambio: una transformación radical. Cuando yo quise empezar en 2007, solo existían las editoriales tradicionales que, si no eras alguien conocido, te cobraban por publicar. Luego llegaron las editoriales pequeñas y medianas, muchas de las cuales estafan y destruyen la ilusión de quienes solo quieren ver su libro en papel. Y entonces apareció la autopublicación. Eso lo cambió todo. Hoy cualquiera puede publicar su libro sin intermediarios y eso ha puesto en jaque a muchas editoriales, que han reaccionado volviéndose más agresivas: lanzan ediciones especiales, parten libros en dos para duplicar ventas, inflan los precios... Es un mercado cada vez más competitivo, pero también más libre para quienes queremos contar nuestras historias sin depender de nadie.
R.R.: ¿Cuál es tu opinión sobre los talleres de escritura y los cursos de escritura creativa?
E.M.: Creo que pueden ser útiles para aprender a estructurar mejor un texto, a desarrollar ideas, a trabajar la forma. Pero la creatividad, en sí misma, no se enseña; o la tienes o no la tienes. Eso sí, no todos los escritores tienen que ser creativos. Hay quien escribe desde su experiencia, desde vivencias reales, y puede crear historias profundas, conmovedoras, sin necesidad de inventar mundos. Lo importante es saber transmitir. Y eso, aunque no venga de nacimiento, sí se puede aprender con práctica y dedicación.
R.R.: ¿Qué opinas sobre el impacto de la tecnología en el mundo de la escritura y la lectura? ¿Has usado algún tipo de software para estilo, corrección y/o redacción? ¿Por qué?/¿Por qué no?
E.M.: Este tema suele dividir mucho al gremio. Hay quienes están completamente en contra porque sienten que la inteligencia artificial les está quitando el trabajo y luego estamos los que vemos en ella una enorme ventaja. Está claro que el impacto ha sido brutal. El problema es que muchos se niegan a adaptarse a esta nueva era y a enfocar la tecnología desde otra perspectiva, una que les permita beneficiarse en lugar de resistirse. A mí ya me han rechazado en dos ocasiones en clubs literarios por haber utilizado IA, y no fue ni para escribir, sino simplemente para crear publicidad y la portada de mi libro. No lo veo lógico y voy a explicar por qué. Antes de usar IA, ya hacía las portadas con programas de diseño y bancos de imágenes libres de derechos. También editaba mis propios tráilers con apps de vídeo. Pero esas imágenes eran genéricas, cualquiera podía usarlas y, además, se llevaban muchísimo tiempo de búsqueda y edición. Ahora, con herramientas como ChatGPT o DALL·E, puedo crear contenido mucho más fiel a mi historia, visualmente más potente y, aunque también lleva su tiempo afinar lo que buscas, ni de lejos es comparable al proceso anterior. No le estoy quitando trabajo a nadie. Solo estoy ganando tiempo y mejorando los recursos que ya usaba. Y gracias a herramientas como DALL·E, Runway o Suno, puedo incluso dar vida a mis personajes y crear tráilers con banda sonora propia. ¡Una auténtica pasada! Yo no le he quitado el sueldo a ningún diseñador, simplemente he mejorado mi márketing usando las herramientas que tengo a mi alcance.
R.R.: ¿Qué opinas sobre la autopublicación?
E.M.: La autopublicación te permite tener el control total sobre tu obra, desde la portada hasta la distribución. Claro que eso implica aprender a maquetar, diseñar portadas, hacer márketing, corregir tu manuscrito... y muchas otras cosas más. Hay quien recurre a lectores beta para pulir errores, yo, de hecho, no sabía ni que existían. En mi caso, desde que empecé a escribir con ocho años, siempre ha sido mi padre quien leía mis historias, así que supongo que él ha sido, sin saberlo, mi lector beta de toda la vida. Eso sí, si no aprendes a hacer ciertas cosas por tu cuenta, la autopublicación puede salirte cara. Puedes contratar a profesionales independientes que cubran las áreas que no dominas, o puedes recurrir a editoriales de autopublicación, pero todo ello conlleva un coste elevado. La ventaja es que aprendes muchísimo y, lo más importante, nadie te cambia tu historia ni te impone condiciones absurdas.
R.R.: ¿Has tenido experiencia con editores y publicación con editorial? Cuéntame qué te ha parecido esta experiencia.
E.M.: Sí, cuando publiqué la primera parte de Futuro Incierto recibí varias propuestas y finalmente me decidí por la editorial Atlantis. En ese momento era bastante ingenua y no tenía ni idea de lo mucho que había cambiado la industria editorial. Me dijeron que no tenía que pagar nada, solo hacer una compra mínima de 50 ejemplares para la presentación y que ellos se encargarían de distribuir el libro por todas las librerías con las que tenían contrato, tanto en España como en Latinoamérica. A cambio, yo me quedaba con un 10% de las regalías. Y claro, aceptas, porque la idea de ver tu libro repartido por librerías es muy tentadora. Lo que no te esperas es que no cumplan con lo prometido. No te apoyan con el márketing, nadie te conoce, nadie te ve... y sin visibilidad, no hay ventas. Y sin ventas, te dicen que no han podido distribuirte ni darte el apoyo prometido. No es algo que me dijeran abiertamente, pero lo deduje con el tiempo. Con los años comprendí que, si no tienes una base sólida de lectores, ninguna editorial grande va a apostar por ti. Las buenas de verdad, las que adelantan dinero, no se fijan en un autor hasta que no tienes cierta visibilidad. Y entonces la pregunta es: si algún día consigo una cartera de lectores potente, ¿seguiré queriendo una editorial después de ver lo agresivas y vampíricas que pueden llegar a ser?
R.R.: ¿Tienes futuros proyectos literarios de los que me puedas hablar?
E.M.: Por supuesto. Actualmente estoy desarrollando la Saga Suriel. Aunque en el primer libro, "El Guardián del Umbral", presento un mundo con diferentes planos de existencia, una idea en la que muchos creemos que podría tener algo de real, este primer volumen se centra más en un momento muy concreto de la historia. En cambio, es en el segundo libro, "El Renegado de las Sombras", donde todo lo que quiero transmitir empieza a cobrar vida: la fusión de dimensiones, los efectos que esto tiene en los humanos, cómo empiezan a ver y sentir cosas que antes les estaban vetadas, incluso las invocaciones y manifestaciones que se desatan... Por supuesto, todo esto alrededor del tema principal de la saga, que es Suriel, su lucha contra el mal, la justicia para los que ama y su objetivo final: proteger a la humanidad. Además, tengo intención de rescatar mis libros antiguos. He podido recuperar muchos de ellos y estoy decidida a darles una nueva vida publicándolos. Son historias que escribí hace 17 años y que siempre quise compartir.
R.R.: ¿Quieres añadir alguna cosa más?
E.M.: Para mí, escribir es una forma de trasladarme a otros mundos y, al mismo tiempo, ofrecer nuevas perspectivas sobre nuestra propia realidad. Aunque mis historias estén enmarcadas en la fantasía y combinen distintos géneros, siempre incorporan una capa más profunda que invita a cuestionar lo que solemos dar por sentado. Al final, todo depende del punto de vista con el que se mire.