Puedo decir, sin temor a equivocarme y sin que me tiemble el pulso, que LinkedIn se ha consolidado como la red social más casposa de todas. Una plataforma que, en lugar de potenciar conexiones genuinas o conocimiento real, se ha convertido en un escenario de postureo descarado, peloteo constante, una fachada que raya en lo absurdo y una celebración del corporativismo más vacío.
1. El Postureo como Ecosistema Natural
Es en LinkedIn y no en TikTok donde el postureo encuentra su hábitat ideal. Las publicaciones suelen estar salpicadas de grandilocuencia y de un exceso de optimismo profesional que, francamente, resulta inverosímil. Cada logro, por mínimo que sea, se presenta como una victoria épica. No es raro ver publicaciones del tipo: "¡Hoy he aprendido que la vida es una montaña rusa de emociones y, tras mucho esfuerzo, logré adjuntar un archivo en un correo!". Y lo peor: ¡siempre hay alguien para aplaudirlo! Este postureo convierte la plataforma en una vitrina de logros huecos, donde se compite más por impresionar que por aportar valor.
2. Peloteo en su Máxima Expresión
Si LinkedIn fuera una escena teatral, sería la más empalagosa de todas, capaz de garrapiñar hasta los oídos/ojos menos diabéticos. No importa si uno es colega, jefe o subordinado: todos tienen garantizados unos cuantos elogios gratuitos y comentarios cargados de diplomacia vacía. Esa cultura del "te felicito por ser increíble, aunque nunca te haya visto trabajar", crea un ambiente de peloteo generalizado, que satura el feed de una hipocresía condescendiente. Al final, no se sabe si las personas realmente creen en lo que dicen o solo juegan a un juego donde la estrategia es adular para construir una red de favores recíprocos.
3. Fachada Perfecta, Realidad Distorsionada
Las publicaciones en LinkedIn están meticulosamente cuidadas para mostrar una fachada que dista mucho de la realidad laboral. Todo es un arcoíris de oportunidades, pasión y “crecimiento personal”. No se habla de las largas horas, de los problemas reales en el entorno de trabajo o de la presión incesante. En su lugar, se lee sobre personas que "aman los lunes" y que "nunca dejan de aprender" en trabajos ideales. Esta fachada convierte a LinkedIn en un escaparate superficial, una burbuja donde todos parecen estar en el mejor lugar posible, incluso si por dentro están al borde de la fatiga.
4. Corporativismo Vacío y el Círculo de Frases Motivacionales
Uno de los aspectos más casposos de LinkedIn es cómo rinde tributo a un corporativismo vacío. La plataforma está plagada de frases motivacionales que harían ruborizar a un calendario de autoayuda: desde “la verdadera riqueza está en el tiempo” hasta “el éxito no se mide en dinero, sino en cuánto te admiran tus colegas”. Pero este corporativismo no aporta nada de valor concreto. En cambio, se mantiene a punta de frases de manual que pretenden ensalzar el trabajo en equipo, la ética corporativa y el éxito, sin profundizar en las prácticas que los sostienen.
En resumen, LinkedIn ha caído en el lado más casposo del networking. Es la red social donde el postureo, el peloteo, la fachada y el corporativismo vacío reinan, creando un ambiente saturado de formalismos donde la autenticidad es la gran ausente.