He devorado este
relato-precuela de Las Horas Muertas
de Jorge Caneda en una sentada. Hay que decir que es una de esas lecturas que
disfrutas porque hay tensión desde la primera hasta la última página y que se
agradecen cuando te has leído (o incluso cuando estás en medio de) una novela
más densa y menos apasionante.
En este caso tenemos a un
Samuel mucho más joven luchando por su vida y por proteger a su hija en el
último tramo de su trayecto de Madrid a Costa do Medo, Galicia, en un mundo azotado por los inicios de una
pandemia zombi.
Es fascinante cómo una situación tan simple puede derivar en una auténtica
pesadilla en la que el lector llega a tener la sensación de estar presente, en
medio de un auténtico pandemonio, incluso deseando gritar a los personajes
«¡Qué demonios estás haciendo!». De hecho llegas a encogerte cuando aquellos zombis...
Bueno, mejor no sigo, porque recomiendo esta historia a todo lector que desee pasar un buen rato de
acción, tensión y suspense.
Un relato exquisitamente escrito y con una gran fuerza narrativa que te
hace visualizar las situaciones con gran precisión, como es característico en
este autor.
Muy, muy recomendable.
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