DE EVELINE PETERMANN
miércoles, 30 de julio de 2025
CÓMO CONVERTIRTE EN UNA MUJER DE ALTO VALOR
lunes, 28 de julio de 2025
EL ASCENSOR
DE ANA SÁNCHEZ BES
Ana Sánchez Bes nos regala un thriller que arranca como un vendaval y no suelta al lector hasta la última página. El ascensor es una de esas novelas que se leen con el corazón acelerado y los ojos en alerta, atrapados en una trama donde cada capítulo parece disparar una nueva pregunta y donde las respuestas nunca vienen solas. No voy a desvelar nada sobre la trama (que podréis leer en la sinopsis), sino preparar a quien esté leyendo esta reseña para lo que se le avecina si comienza a leerlo.Desde el primer capítulo, la autora despliega una escena cargada de tensión, misterio e incertidumbre, con personajes que irrumpen en la historia como piezas de un puzle aún por descifrar. La acción se desarrolla con un ritmo cinematográfico: rápido, visual, lleno de cortes bruscos y giros que obligan a releer párrafos para asimilar lo que acaba de suceder. El ascensor, que da título a la obra, se convierte en un escenario simbólico y físico donde se concentran muchos de los momentos más inquietantes y reveladores.
La prosa de Sánchez Bes es limpia, eficaz y sin florituras innecesarias. Su estilo accesible permite que la historia fluya con naturalidad, sin perder profundidad ni carácter. Cada frase está pensada para empujar al lector a seguir leyendo, como si se tratara de una secuencia de suspense bien editada. Esta sencillez no resta complejidad al relato, sino que lo hace más cercano, más intenso y más real.
Uno de los grandes aciertos de la novela es su capacidad para sorprender. Los giros narrativos llegan sin previo aviso y cambian el rumbo emocional de la historia con gran habilidad. No hay concesiones para lo predecible: lo que parece obvio se disuelve en la siguiente página. Y el desenlace, lejos de ser una resolución convencional, consigue dejar al lector reflexionando sobre lo leído, con esa mezcla de asombro y satisfacción que solo los buenos thrillers provocan.
El ascensor no es solo una novela de misterio. Es una experiencia inmersiva que juega con la percepción, que descoloca y atrapa. Ideal para quienes disfrutan de historias llenas de tensión, personajes ambiguos y atmósferas cargadas de inquietud. Si te gustan las tramas que no te dejan respirar, este libro es para ti.
Ana Sánchez Bes demuestra una vez más que el thriller, cuando se escribe con inteligencia y ritmo, puede ser arte. El ascensor es prueba de ello: una obra que no solo entretiene, sino que deja una huella indeleble en la memoria del lector.
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viernes, 25 de julio de 2025
LA QUIMERA DE EIDYN
DE F. MARADEI
FUERA DE COBERTURA
DE RAÚL REYES
Una ciudad a oscuras. Dos desconocidos. Veinticuatro horas para encontrarse... y cambiarlo todo.El 28 de abril de 2025, un gran apagón paraliza España. Sin redes, sin móviles, sin excusas. Iris, una diseñadora gráfica atrapada en una vida que ya no siente suya, y Nil, un técnico informático que regresó a Terrassa (Barcelona) tras una decepción amorosa, se cruzan por azar en un día sin electricidad… pero lleno de conexión.
Lo que empieza como un encuentro fortuito se convierte en una jornada intensa donde las máscaras caen, las heridas se abren y las emociones fluyen sin filtros. Entre risas, silencios compartidos, confesiones inesperadas y, más tarde, una noche en penumbra, ambos descubren que a veces solo hace falta un apagón para ver con claridad.
Pero cuando las luces regresan, ¿qué quedará de lo que compartieron? ¿Pueden veinticuatro horas cambiar el rumbo de una vida?
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lunes, 21 de julio de 2025
UNA BOYA PARA AHOGARTE
DE ADOLFINA ALCAÑIZ
Adolfina Alcañiz firma con Una boya para ahogarte un thriller policíaco lleno de tensión narrativa, giros inesperados y una atmósfera cargada de secretos. La novela nos introduce de lleno en la investigación liderada por la inspectora Elvira, una protagonista que rápidamente se gana la complicidad del lector por su mezcla de inteligencia, humanidad y determinación. La desaparición de una joven, que parece al inicio un caso aislado, se cruza con el asesinato del famoso futbolista Lorenzo Stran, y lo que comienza siendo una pesquisa convencional, pronto revela capas mucho más profundas.Elvira no es una heroína idealizada, sino una mujer astuta, con sus propias contradicciones, que investiga desde la intuición y la experiencia, pero también desde la empatía. A medida que avanza la investigación, se convierte en una suerte de brújula moral dentro de un entorno donde todos esconden algo. Su evolución emocional da cuerpo a la trama y permite que el lector se sienta implicado no sólo por lo que ocurre, sino por cómo lo vive ella.
Uno de los mayores logros de Alcañiz en esta novela es cómo construye la sensación de que nada es lo que parece. El lector acompaña a Elvira paso a paso, pero incluso ella parece ir a ciegas frente a un caso que se revela cada vez más inquietante. La autora sabe sembrar pistas, introducir personajes secundarios que añaden ambigüedad y misterio, y plantear interrogantes cuya resolución no se precipita, sino que se dosifica con inteligencia.
A pesar de lo intrincado del caso, la autora logra exponer los hechos de manera clara y ordenada, sin sacrificar el suspense. La tensión se mantiene hasta la última página, en parte gracias a la escritura directa y precisa, que evita adornos innecesarios y prioriza el ritmo. Alcañiz juega con el lector, lo descoloca, pero también lo guía con maestría por un laberinto emocional y criminal que tiene resonancias sociales más profundas.
El desenlace deja intencionadamente espacio para una posible continuación. Más que una falta de resolución, se trata de una invitación a seguir acompañando a Elvira en sus futuros desafíos. El final abierto funciona como un guiño al lector, que queda con ganas de saber más y de volver a sumergirse en el universo que Alcañiz ha construido con tanto acierto.
Una boya para ahogarte no es solo un thriller eficaz; es una exploración sutil de las verdades ocultas, del poder, la corrupción, y de lo que ocurre cuando el mal se camufla bajo la apariencia de normalidad. Con una protagonista tan rica en matices como Elvira y una trama que atrapa sin concesiones, esta novela se consolida como una lectura obligada para los amantes del género. Adolfina Alcañiz demuestra que no hace falta estridencia para inquietar: basta con saber mirar debajo de la superficie.
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viernes, 11 de julio de 2025
LA SOLEDAD DE ESE INSTANTE FUGITIVO
DE HELLEN CROSS
Los personajes están delineados con una delicadeza que
permite conectar con sus emociones y dilemas. Mayka, la protagonista, arrastra
el peso del legado paterno y el enigma de la desaparición de su abuela Carmen.
Su recorrido interior resulta profundamente humano y conmovedor. Tony, el
inquilino que se convierte en su aliado en la investigación, equilibra la
balanza narrativa: ella es pura intuición; él, mente analítica. Juntos, su relación
aporta no solo tensión narrativa, sino también una complicidad cálida que añade
profundidad emocional a la historia.
En contraste, los antagonistas destacan por su dureza:
figuras que representan el abuso de poder, la ambición sin freno y la manipulación
de la verdad. Su presencia refuerza el conflicto central y da cuerpo al
trasfondo ético y social de la novela.
El misterio que envuelve la desaparición de Carmen, la
abuela de Mayka, durante la dictadura franquista, vertebra toda la trama. Al
sumergirse en la memoria familiar, la protagonista se enfrenta a una verdad
histórica silenciada, marcada por la represión, el dolor y el miedo. Lejos de
ser un simple decorado, el contexto histórico se convierte en motor narrativo y
en eje de reflexión política y social.
La prosa de Cross es ágil, clara y cargada de sensibilidad.
Sin recurrir a adornos innecesarios, consigue transmitir emociones complejas
con autenticidad. Su estilo invita a una lectura fluida y cercana, que envuelve
al lector hasta hacerlo partícipe de cada descubrimiento.
El final, tan inesperado como conmovedor, huye de los
lugares comunes. Es un desenlace valiente, que encaja perfectamente con la
intensidad del relato y deja una impresión duradera. De esos que obligan a
cerrar el libro y permanecer en silencio, digiriendo lo vivido.
Esta obra es especialmente recomendable para quienes
disfrutan de la novela histórica con elementos de intriga. Si te atraen los
relatos que entrelazan memoria, drama familiar y crítica social, La soledad de
ese instante fugitivo es una lectura indispensable. Hellen Cross firma una
historia que emociona, remueve y atrapa por igual.
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miércoles, 2 de julio de 2025
EL CAMIONERO QUE LEÍA A BORGES
DE RAMON GALLART
Gabriel es un hombre marcado por los kilómetros recorridos en soledad, por las madrugadas de carretera y por una vida que, sin que él lo supiera, tuvo un impacto mayor en los suyos de lo que se atrevió a reconocer. El diario que escribe es su refugio, pero también su espejo. Allí vuelca reflexiones, recuerdos y preguntas sin respuesta. A pesar de su aparente rudeza, descubrimos a un hombre sensible, lleno de culpa, ternura y amor no siempre bien expresado.
El hallazgo de Borges como compañero de lectura se convierte en una metáfora poderosa: el hombre de la carretera se abre a la introspección, al laberinto de la palabra. Esta fusión de mundos —el realismo cotidiano de Gabriel y la literatura filosófica y precisa de Borges— no solo enriquece la historia, sino que la eleva hacia territorios literarios de gran profundidad emocional.
Uno de los grandes aciertos de Gallart es su forma de narrar: su prosa es clara, cálida y sin artificios innecesarios. Atrapa desde la primera página no por su ritmo vertiginoso, sino por la honestidad de sus personajes. No hay giros sorprendentes ni dramas exagerados, sino la vida tal como es: compleja, contradictoria, pero siempre digna de ser vivida.
Los temas que recorre la novela—el envejecimiento, la relación entre padres e hijos, el peso de las decisiones pasadas, la posibilidad de redención—son tratados con respeto y profundidad. A través de Gabriel, muchos lectores podrán reconocerse, o reconocer a sus padres, a sus abuelos, a esas figuras masculinas que crecieron creyendo que el amor se demuestra con silencios, que la ternura es una debilidad.
El camionero que leía a Borges emociona sin caer en sentimentalismos. Tiene la capacidad de acariciar al lector, de hacerlo reflexionar sobre sus propias relaciones, sobre el perdón, sobre lo que queda por vivir. La figura de Gabriel se queda con nosotros mucho después de cerrar el libro, como un viejo amigo que, al fin, se ha atrevido a contarnos su historia.
Ramon Gallart logra con esta novela lo que todo escritor anhela: conmover, iluminar y recordar que nunca es tarde para leer, para amar y, sobre todo, para intentar ser mejores.