DE JOSÉ LUIS GUERRERO CARNICERO
Desde la primera página, Sueño Letal me atrapó con una propuesta tan original como inquietante: ¿y si los sueños fueran algo más que simples proyecciones del subconsciente? ¿Y si fueran el eco de una vida pasada, una puerta abierta a otra existencia? Esta novela explora con maestría el concepto de la metempsicosis —la transmigración del alma— y lo entrelaza con una trama de suspense que se despliega en dos líneas temporales perfectamente hiladas.La protagonista, Bea, es una joven que vive atormentada por pesadillas que
no solo la desvelan, sino que la sumergen en la vida de otra persona. Lo que
comienza como una inquietud psicológica se convierte en una carrera
contrarreloj para salvar su propia vida. La angustia que siente es tan vívida
que, como lector, uno no puede evitar compartir su desasosiego. Entra entonces
en escena Carlos, un psiquiatra con una mente abierta a lo inexplicable, y
Efrén, un experto en reencarnación. Juntos forman un trío que busca respuestas
en un terreno donde la ciencia y lo espiritual se rozan con delicadeza.
Lo que más me ha fascinado es cómo Guerrero Carnicero logra que el lector
transite entre el presente y el pasado sin perder el hilo. La segunda línea
narrativa nos lleva al Madrid de 1920, donde el inspector Néstor —un personaje
que merece su propia saga— investiga una serie de crímenes con la ayuda de su
asistente Andrés. La ambientación histórica está tan bien lograda que uno puede
sentir el aroma del café en las tabernas, el crujir de los adoquines bajo los
pasos del inspector, y el peso de una ciudad que empieza a modernizarse pero
aún guarda secretos oscuros.
La conexión entre ambas historias es uno de los grandes aciertos de la
novela. No se trata de un simple paralelismo, sino de una interdependencia
narrativa que se va revelando poco a poco, con giros inesperados y momentos de
auténtico vértigo. La prosa de Guerrero es directa, ágil, sin florituras
innecesarias, pero con una capacidad notable para crear atmósferas. Cada
capítulo deja con ganas de más, y el ritmo nunca decae.
Además, el autor consigue que los personajes secundarios tengan profundidad
y propósito. Efrén, por ejemplo, no es solo un sabio en lo esotérico, sino un
hombre con sus propias sombras. Y Néstor, con su mirada suspicaz y su método
deductivo, se convierte en una figura que uno desea seguir con más casos.
Al cerrar el libro, me quedé con esa sensación que solo dejan las buenas
historias: la de haber vivido algo intenso, misterioso y emocionalmente
resonante. Felicito sinceramente a José Luis Guerrero por esta obra tan bien
escrita y tan adictiva. Espero que el inspector Néstor regrese pronto, porque
su mundo —y el de Bea— aún tienen mucho que contar. Una lectura que recomiendo
sin reservas.